Mauricio Díaz: Detente. Deja de pensar, estamos juntos.

 

8.30.2004

Detente. Deja de pensar, estamos juntos.



Es lo mas importante de hoy. Incluso ahora desearia no hacerlo. Dejar de pensar. De elaborar, de encontrar un sentido a las acciones, a las palabras, ubicar el sabor del sudor de otra persona en una categoria exquisita, manipular la cualidad de un deseo hasta alcanzar una palabra para definirlo.

Por primera vez, senti el peso del llamado de atención: "Para de pensar" no fue cualquier llamado. No fue violento ni molesto. Fue increible. Afectuoso. No fue una pregunta: fue una sorpresa. Mi problema es ver y oir demasiado. Percibir es parte fundamental, y quizas mi problema, pues de tanto, no consigo explicar o hablar de las cosas que acontecen.

Hay momentos simples en los que no consigo elaborar una frase cuerda. Otros que no merecen un suspiro, los lleno de retorcijones semanticos. Y hoy domingo, pedi a dios dejar de pensar, y rogaba por una frase simple llena de sentido, para acabar mi pasion. "Detente..." es lejos la mejor frase. Para estar juntos no necesito pensar. ¿Como mierda consigo eso? "...estamos juntos" completa mi idea: el deseo del silencio de mi cabeza. Para tenerla a ella no necesitaba un alma llena de libros y peliculas: precisaba una boca.

Por primera vez siento que el amor, no requiere de mas miedo. (tarde, pero entendi) , pero ese miedo, fue lo unico que me logro sacar a flote, a vivir los ultimos años. 8 años. No me siento rejuvenecido. Ya entiendo el sentido de mi edad. Era solo para salir a flote. Y ver lo que he visto hoy.

"Para de pensar", "Detente, estamos juntos".

No quiero ser mas yo, quiero ser tú!, Quiero por fin que mi boca enjuague la comisura de tu boca. Dejar de mirar tu cara (con la ansiedad de no olvidarla) y cerrar los ojos para ser ciego a tu palma. Permanecer callado de cuerpo y alma y dejar que tu mirada me llene de todo eso que me ha hecho tanta falta.

Tanto tiempo tratando de traducir lo que siento, y ahora solo quiero sentir. No quiero hacer mas el esfuerzo de hablar, por lo menos por un tiempo. Fue tan evidente. Tan cierto. Hablar y escuchar una lengua diferente para llegar a desear solo sentir. Volver a desear ese impulso, que por breve e ingenuo deje traslucir una verdad.

No quiero acordarme de tus frases solamente: quiero despertar con el recuerdo de tu sabor. Con la frescura de tu lengua. El entorno de tu pelo. La acidez de tu sudor. Todo eso quiero. Mas nada.

Tuve que viajar tan lejos para saber que hacer de mi. Para soñar con el verdadero sentido que tiene "estar juntos".

Mauricio